El artista ideó en una estrategia comercial bastante sencilla que podría reportarle millones de dólares.
Kanye West ha vuelto a hacer noticia por el lanzamiento de su último trabajo, “Donda”, dedicado a su madre y que muchos consideran su mejor disco; y por otro, por los rumores de que le fue infiel a Kim Kardashian durante su matrimonio, lo que habría revelado en “Hurricaine”, uno de los temas de su flamante álbum.
Más allá de los rumores, el rapero se encuentra haciendo una ardua labor de promoción del disco, tanto es así que incluso consiguió que su ex mujer participe en alguna de las actuaciones –con sus consiguientes rumores de una posible reconciliación, que ya se han adelantado a desmentir-. Sin embargo, por fructífero que parezca el proyecto en términos económicos, el de Chicago sigue buscando otras alternativas de negocio con las que ampliar su riqueza que podría llevarle incluso a crear una línea de muebles de diseño de lujo para el hogar.
Pero lo más llamativo no es la creación de muebles, sino su llamativa estrategia para conseguir embolsarse unos cuántos millones más en la cuenta bancaria. Se trata de su estrategia de cambiar su nombre a Ye, lo que solicitó el pasado martes al Tribunal Superior de Justicia de Los Ángeles, recoge ABC.
La historia de Kanye con ese diminutivo viene de lejos, pues así es como lo llaman sus más cercanos y también ha sido el nombre del disco que lanzó en 2018. De hecho, en Twitter, en más de una ocasión se había denominado a sí mismo de esta manera, dejando entrever la importancia que tiene para él ese apelativo. A nivel psicológico, el cambio de nombre es una forma de hacer ver a los demás que se está ante un nuevo comienzo, pero en el caso de West, podría haber también una serie de intereses económicos, y la explicación es muy sencilla.
Según la revista Forbes su fortuna asciende a 1,8 mil millones de dólares, de los cuáles 1,5 mil millones vienen de su firma de zapatillas, Yeezy. Utilizar otro nombre sería un modo de mostrarse más auténtico, y eso precisamente es uno de los reclamos más potentes de su marca, la genuinidad.
Además, desde un punto de vista de marketing resulta más fácil relacionar el nombre de Yeezy con Ye, pues son bastante más similares, y además al tratarse de un vocablo con una sola sílaba es más fácil de memorizar y tiene una mayor capacidad para llamar la atención de los más jóvenes.
Este cambio sería como hacer un rebranding de su marca personal, que en su caso, y de manera indirecta, la daría mucha publicidad sin mucho esfuerzo, lo que se traduciría en un aumento de las ventas y como consiguiente, también de sus ganancias.
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